21 de octubre de 2013

EL ASESINO DE GILGO BEACH

  

      “Están intentando matarme” (“They’re trying to kill me”).

    Estoy convencida de que la mayoría de nosotros hemos visto alguna vez una película o serie de “investigación criminal”. Quién no recuerda a Grissom y a su equipo en “C.S.I. Las Vegas”, capaces de recoger pruebas en la escena del crimen, realizar los análisis y comprobaciones pertinentes (ellos mismos, sin necesidad de llamar a especialistas de ningún tipo), encontrar al culpable y detenerlo en cuestión de unos pocos días. Si es que dan ganas de decir: “Si me matan que sea en Las Vegas, que con esta gente tan eficiente lo pillan seguro”. Por desgracia la realidad no es así, no es tan fácil detener a un asesino, ni siquiera con el famoso perfil del FBI, que en realidad es un método que sirve más para descartar sospechosos que para atrapar al culpable. Y es que a veces se tarda años y años en hacer justicia...o, simplemente, ésta no llega nunca. Quizá el caso de “El asesino de Gilgo” se convierta en uno de éstos, esperemos que no.

     Shannan Gilbert, una joven de 24 años de New Jersey, se dirigía con su acompañante, Michael Park, a una cita en Oak Beach (Long Island, Nueva York). Pese a su juventud, Shannan era prostituta y la cita que tenía era con un cliente que había contactado con ella a través de una página de internet de anuncios clasificados, Craiglist. Sin embargo la cosa no fue como ella esperaba. A las 4:51 del 1 de mayo del 2010, en el 911 se recibe la llamada de una mujer desesperada, aterrorizada, que entre otras cosas dice que están intentando matarla. El operador le pregunta dónde está, pero ella es incapaz de contestar con coherencia, sólo dice que alguien está detrás de ella (“There’s someone after me”). Parece ser que esta llamada se efectuó desde la casa del propio  cliente, Joseph Brewer, y se piensa que él simplemente estaba intentando que se marchara. No se sabe bien por qué razón, ella empieza a gritar y se dirige a casa de un vecino en busca de ayuda, todo lo cual es oído por el operador del 911. 
Shannan Gilbert

    A las cinco de la mañana, Gus Coletti, un investigador de fraudes de seguros ya retirado, oye los golpes que Shannan da a su puerta. Coletti la deja entrar y trata de calmarla mientras llama él también al 911. Le dice que se siente, que la policía está al llegar, pero ella no atiende a razones y  se marcha. Entonces es cuando Coletti se da cuenta de la presencia de un hombre asiático de unos 30 años, que desde su coche parece estar buscándola. Era Michael Park. Shannan intenta esconderse de él, pero es descubierta y, cuando sale corriendo, Park la persigue.
    La policía recibiría una llamada más esa noche, la de otra vecina, Barbara Brennan, a la que la joven también había pedido ayuda. Eran las 5:21, pero los agentes no llegan hasta las 5:40, demasiado tarde, Shannan ya ha desaparecido.
    Un dato curioso: los agentes no acudieron por la llamada de Shannan, sino por las  de los vecinos, pues la que ella realizó fue derivada a la policía de Nueva York, ya que no pudo decir dónde se encontraba.
    A partir de este momento empieza la búsqueda de Shannan.
    En diciembre del 2010 Shannan Gilbert aún no había aparecido, ni viva ni muerta. Y es en este momento cuando la investigación da un giro completamente inesperado. En diciembre encuentran un saco de arpillera, prácticamente destrozado, que intentaba ocultar el cuerpo descompuesto de una mujer. Unos días después a este macabro hallazgo se suman tres cadáveres más, cada uno en su saco. Todos fueron encontrados en el área de Ocean Parkway.
      Pronto se pensó  que un asesino en serie actuaba en la zona, recibiendo el nombre de “El asesino de Gilgo”, ya que los cuerpos aparecieron cerca de Gilgo Beach, en Long Island, un lugar muy frecuentado por los neoyorquinos en verano. Había demasiados elementos que llevaban a pensar que un solo sujeto o “unsub” (“unknown subject” –sujeto desconocido-) era el autor de estos crímenes y no varios. Algunos de estos elementos eran: las edades de las chicas, la zona en que se encontraron, el hecho de que hubiera usado sacos de arpillera y, sobre todo, que todas se habían anunciado en Craiglist, al igual que Shannan, como chicas de compañía. Además, todas habían sido estranguladas.

        Se pudo identificar los cuerpos encontrados. Eran los de:
  • ·          Maureen Brainard-Barnes: 25 años, de Norwich, Connecticut. Fue vista por última vez el 12 de julio de 2007, cuando le dijo a su familia que iba a pasar el día en NY.
  • ·         Melissa Barthelemy: 24 años, de Erie County, NY. Desapareció el 11 de julio del 2009. La noche de su desaparición se había encontrado con un cliente y después hizo un depósito en su cuenta. Intentó llamar a su novio, pero no pudo contactar con él. Una semana después de su desaparición, Amanda, la hermana de Melissa, de tan sólo 16 años, empezó a recibir llamadas desde el móvil de la joven, pero no era ella, sino un hombre. Durante unas seis semanas recibió varias llamadas y mensajes de este hombre, posiblemente el asesino de su hermana. Siempre las hacía por la tarde y, en voz baja y con calma, se burlaba de ella y de Melissa: “¿Sabes lo que hace tu hermana? Es una puta” (“Do you know what your sister is doing? She’s a whore”). Las llamadas no duraban más de 3 minutos, evitando así ser localizado. Por esto la policía empezó a suponer que podía tratarse de alguien que conocía el procedimiento policial. En una ocasión se pudo localizar el lugar en que el móvil había sido encendido: Long Island. La familia de la adolescente estaba preocupada, porque pensaban que en alguna de las visitas que Amanda había realizado a su hermana, este hombre la había visto, y realmente parecía conocerla de alguna forma, porque la primera vez que llamó le preguntó si ella era la hermana pequeña de Melissa. Nunca llegó a decir si la joven desaparecida estaba viva o muerta y la comunicación no 
  • ·         Megan Waterman: 22 años, de South Portland, Maine. Desaparecida el 6 de junio de 2010. Fue a NY a encontrarse con un cliente y lo último que se sabe es que estuvo en el motel Huppauge, NY, a 15 millas de Gilgo Beach.
  • ·        Amber Lynn Costello: 27 años, de North Babylon, condado de Suffolk, NY, una pequeña población a 10 millas de Gilgo Beach. Al parecer era adicta a las drogas y varios clientes la habían acusado en un foro de internet de haberles robado. Desapareció el 2 de septiembre de 2010.

                 


        Ya en el año 2011, entre el 29 de marzo y el 4 de abril, con la entrada en el caso del F.B.I y el uso de mejores medios de búsqueda, se producen nuevos hallazgos, pero esta vez se trataba de restos desperdigados, no de cuerpos en sacos. La policía de Suffolk decidió expandir el área de búsqueda hasta el condado de Nassau. Los restos encontrados estaban a dos millas al este de los hallados en el 2010, considerándose que eran anteriores a aquéllos. Pertenecían a cuatro personas: dos mujeres, una niña (hija de una de las víctimas, de entre 16 y 23 meses, sin signos evidentes de traumatismo y envuelto en una manta) y un hombre.
    El 11 de abril, en Nassau, se encuentra una calavera y un conjunto parcial de restos, a una distancia aproximada de cinco millas de los encontrados en diciembre de 2010. El número de víctimas se eleva a 10.
    Una vez analizados, se comprueba que la calavera, las manos y un antebrazo encontrados el 29 de marzo pertenecían a Jessica Taylor, una prostituta de 20 años cuyo cuerpo desmembrado había aparecido en el año 2003, en Manorville, NY, a unas 45 millas de Gilgo Beach. Pero también se encontró correspondencia entre uno de estos conjuntos de restos y un caso anterior, esta vez se trataba de una calavera , el píe derecho y las manos, halladas el 4 de abril, que pertenecían al cuerpo de una mujer encontrado en el año 2000, en la misma zona en que apareció Jessica Taylor. Esta mujer recibió el nombre de “Jane Doe nº6”. La forma en que ambas mujeres fueron asesinadas no se parecía al modus operandi utilizado con las de Gilgo Beach, por lo que se pensó en la existencia de un segundo asesino, pero esta hipótesis es descartada en noviembre del 2011.



    En septiembre del 2011 se publica el retrato robot de dos de las víctimas no identificadas: una mujer caucásica de entre 18 y 35 años, la llamada “Jane Doe”, y un hombre asiático de entre 17 y 33 años (había recibido un fuerte golpe en la cabeza y se pensaba que llevaba muerto entre cinco y diez años, lo curioso es que llevaba ropas de mujer, por lo que se piensa que esto pudo hacer que el asesino se confundiera). También se muestran las joyas que llevaban la niña y su madre, de las que tampoco se conocía su identidad.
    Por fin, en diciembre de 2011 aparece el cuerpo de Shannan Gilbert, cuya desaparición originó el descubrimiento de esta serie de crímenes. Estaba en una zona pantanosa, a media milla del lugar en donde se le había visto por última vez. Sin embargo la policía, en contra de la opinión de su familia, no considera a Shannan como una víctima del “Asesino de Gilgo”, ya que se piensa que en su huida la joven tropezó y se ahogó. La autopsia determinó la muerte como “accidental o no concluyente”, así que aún cabe la posibilidad de que efectivamente sea una más en tan macabro listado.
  

PERFIL DEL ASESINO
  
   En abril de 2011 el F.B.I realiza el perfil del sospechoso. Hay que tener en cuenta que estos perfiles no son “mágicos”, no se da ni el nombre ni la dirección del sospechoso, pero es una forma de centrar la búsqueda y, sobre todo, de descartar. En definitiva, según el F.B.I se trataría de un hombre blanco, de entre 23 y 45 años, conocedor de la zona (posiblemente vive o trabaja ahí), con un coeficiente intelectual alto, con pareja, de buenos modales y manipulador. Tiene un coche grande o una furgoneta. Puede que por su trabajo tenga acceso a sacos de arpillera. Además, se cree que ha podido ser tratado en algún centro hospitalario por una infección causada por hiedra venenosa, abundante en el lugar en que los cuerpos fueron dejados.
    Se trataría de un asesino en serie organizado, es decir, que planea sus movimientos, evitando dejar nada al azar. Los asesinos de este tipo suelen vigilar a sus víctimas y seguir el curso de las investigaciones.
    Se barajó la posibilidad de que el sospechoso conociera las técnicas de investigación empleadas en este tipo de casos, por lo que podría ser o haber sido policía o miembro de servicios de emergencia. Sin embargo las autoridades han dejado claro que esto no es más que una especulación.
    Su motivación es sexual y se cree que ha podido matar entre 10 y 14 personas durante un período de unos 15 años.


OTRAS POSIBLES VÍCTIMAS


    El 17 de mayo de 2011 el NY Post publicó que la policía de Long Island estaba revisando al menos dos casos no resueltos de asesinatos de prostitutas que tenían ciertas similitudes con los de Gilgo Beach. La única víctima mencionada en el artículo era Tanya Rush (39 años) de Brooklyn, NY, cuyo cuerpo desmembrado fue encontrado en una maleta en junio de 2008 en la cuneta de la Southerm State Parkway en Bellmore, NY.
    El 18 de febrero de 2012, un hombre que paseaba con su perro en Manorwille, cerca de Wading River Rd. encontró una bolsa de plástico en cuyo interior había una sábana envolviendo huesos humanos. Oficialmente estos restos no han sido relacionados con los de Gilgo Beach. Lo mismo ocurrió el 23 de enero de 2013, sólo que en esta ocasión era una mujer la que paseaba al perro. Encontró un cadáver oculto entre la maleza, en Lattingtown. Se trata de una mujer de entre 20 y 30 años, posiblemente asiática. Llevaba un colgante que hacía referencia al Año del Cerdo chino. Se cree que pudo haber sido enterrada allí antes del Huracán Sandy, a finales de 2012, y, en este caso, sí se la relaciona con el Asesino de Gilgo.


SOSPECHOSOS

Joe Rifkin

   No es la primera vez que Long Island ve su costa salpicada de cadáveres. En 1993 era detenido Joe Rifkin, autor confeso de 17 crímenes, todas prostitutas. Se llegó a pensar que él también era el responsable de la muerte de las chicas a las que pertenecían el conjunto de restos más antiguo, pero en una entrevista que se le hizo en prisión en 2011 negó tal posibilidad. Al parecer sabía bien lo que había hecho y lo que no.
  

Lucius Crawford

     Hubo otro sospechoso. El 5 de diciembre de 2012 se detuvo a Lucius Crawford, que a sus 60 años había estado media vida en prisión por la comisión de delitos violentos contra mujeres. La policía había ido a su domicilio  porque se había reabierto la investigación sobre unos asesinatos y el ADN le vinculaba a ellos. Cuando llegaron a su casa, en Mount Vernon, NY, encontraron el cadáver de una mujer con nueve puñaladas en el pecho. Confesó haber matado a otras dos mujeres en 1993, una en el Bronx y otra en Yonkers, en NY. En los medios se dijo que era también sospechoso de los crímenes de Gilgo Beach, pero parece que esta posibilidad se ha quedado en nada.


La verdad es que es un buen sitio para ocultar algo


   Y esto es lo que he averiguado hasta el momento. Pero me gustaría terminar con una reflexión. A veces sólo hace falta una chispa para que se desencadene el infierno y tengo la sensación de que eso es precisamente lo que ha ocurrido en este caso. La desaparición de Shannan fue esa chispa, sin eso nadie hubiera encontrado a esas chicas, o quizá sí, pero quién sabe cuándo. Ella hizo que los engranajes se pusieran en marcha...tic-tic-tic...y no pararán hasta que aparezca ese depredador que permanece escondido, quizá acechando una nueva víctima.

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